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BlogLa nieve

Cuando la cosa se pone peligrosa

By 28 febrero, 2019diciembre 16th, 2022No Comments
Recomendaciones

En vista del panorama un tanto complejo que nos puede dejar el paso de las sucesivas borrascas atlánticas con sus correspondientes frente cálidos y fríos, bajada y subida de temperaturas, paquetones de 100cm seguidos de vientos de 100km/h y luego lluvia, vamos a parar un poco a pensar antes de que pueda ocurrir accidentes no deseados.

PRIMERO

¿Impredecibles?

Lo primero que tenemos que hacer es desechar ese mito sobre las avalanchas que circula por
ahí. Las avalanchas NO SON IMPREDECIBLES.

  • Ocurren en determinados sitios
  • Ocurren por determinadas razones
  • Ocurren en un determinado momento de tiempo
SEGUNDO

¿Quién las provoca?

Además, en la mayor parte de los accidentes, la causa de las avalanchas es la propia gente que sufre el accidente:

  • No tiene los conocimientos o la formación adecuada (todo hay que aprenderlo, incluso a reconocer las zonas de avalanchas)
  • Toman malas decisiones (estamos influidos por muchos factores emocionales)
  • Tienen habilidades/capacidades limitadas (por ejemplo, un bajo nivel de esquí)
  • No lleva el equipo de rescate (esta última razón es la más difícil de entender)
TERCERO

¿Formación?

Es necesario tener unos conocimientos básicos sobre avalanchas, porque van a evitar que suframos accidentes. Estos conocimientos van a estar siempre relacionados con estos 4 aspectos:

  1. Nieve y avalanchas
  2. Terreno de avalanchas
  3. Rescate
  4. Gestión del grupo
¿Cómo y cuándo?

Desencadenamiento de avalanchas

Hay avalanchas de todos los tamaños, desde pequeñitas hasta enormes; pero incluso las pequeñas que no llegan a enterrarte totalmente, pueden causarte mucho daño o incluso matarte si te llevan a un cortado o te golpean contra rocas y arboles mientras te arrastran en su descenso.

Los aludes se inician en determinadas formas del terreno. Para ellos hay que reconocer el terreno de aludes. Por un lado, la ZONA DE SALIDA es donde la nieve inestable colapsa, fractura, propaga y empieza a moverse. La ZONA DE RECORRIDO una la zona de salida con la de depósito. En la ZONA DE DEPÓSITO la nieve se detiene y suele ser donde normalmente las víctimas quedan enterradas.

Los factores que favorecen la formación de las avalanchas son: el viento (importante conocer su dirección y velocidad), la pendiente, las temperaturas, el tipo de terreno, la vegetación y la estructura del manto. La combinación de todos estos factores hace que el peligro de avalanchas sea local, o por el contrario, ampliamente distribuido.

Viento

Si la nieve son los ladrillos para construir una avalancha, el viento es el arquitecto. El viento va a transportar y distribuir la nieve, erosionando de los barloventos y colocando la nieve en los sotaventos a una velocidad mucho mayor que en una nevada. Cuando sopla el viento, hay que prestar mucha atención a los sotaventos. Y por desgracia para nosotros, amantes de las nieves pirenaicas, en el Pirineo casi siempre nieva con viento, de modo que será uno de los factores más importantes a tener en cuenta. Además, el viento no siempre sopla en la misma dirección, y deberemos estar vigilantes a todos los indicios que nos den pistas de los últimos episodios de viento, y por tanto, de donde podemos encontrar las temidas placas de viento (cornisas, dunas, sombras de vientos, etc).

Conocer el terreno

El primer paso y más importante es aprender a reconocer y leer el terreno de avalanchas. Para ello la pendiente de la ladera es determinante (el 90% de los accidentes por avalancha ocurren en pendientes comprendidas entre 30º-45º). Sin embargo, en condiciones de mucha inestabilidad, se pueden desencadenar aludes incluso desde zonas llanas. Para ver por donde pasan de forma más o menos frecuente las avalanchas podemos fijarnos en la vegetación. Habrá que observar si tiene daños, el tipo de árboles y su densidad. Eso nos dará pistas de cada cuanto pasan los aludes y qué tamaño pueden llegar a alcanzar.

Terreno

Elige siempre terreno que tenga pocas consecuencias. Es decir, que si te pilla allí una avalancha, que los elementos del terreno que tengas alrededor no aumenten la gravedad del accidente (que no te lleven a un barranco, a un acantilado, contra un grupo de árboles, etc).

Temperatura

Otro factor importante es la temperatura. Cuando la temperatura es muy baja, la nieve con poca cohesión y los estratos débiles pueden permanecer días y semanas sin cambiar. A medida que la temperatura va aumentando, la nieve va ganando fuerza y cohesión. Si la temperatura es muy elevada, o el cambio de temperatura es muy brusco, entonces las uniones entre los cristales de nieve pueden llegar a derretirse y de nuevo el manto es inestable.

Nevadas

¾ partes de los aludes se producen durante o justo después de grandes nevadas. No existe una regla general que indique cuanta nieve es necesaria para que se produzca una avalancha o para que el manto sea inestable. Pero en general, cuanta más nieve caiga, más estrés se aplica sobre el manto, y por tanto, aumenta el nivel de peligro.

Intensidad

No solo hay que mirar la cantidad de nieve sino la intensidad de la precipitación. No es lomismo 40cm en 24h que esos 40cm en 2h. Cuanto mayor sea la intensidad de la nevada, mayor es el peligro.

Por otra parte, podemos estar atentos, cual indios apache a las señales que nos manda el manto de nieve para indicar que hay inestabilidad, y por tanto, peligro de avalanchas. Estas señales son:

· Aludes recientes indican que laderas similares en cotas, pendiente y orientación, son peligrosas.

· Colapsos y fisuras indican que la nieve puede colapsar y propagar, lo que es sinónimo de peligro de aludes.

· Sonidos huecos y «whumpfs» indican que existe una estructura de placa (nieve débil por debajo de nieve más cohesionada).

Es fundamental llevar el equipo de seguridad consistente en un DVA, pala, sonda, casco y kit de primeros auxilios. Valora además añadir como extra otro tipo de dispositivos (mochila airbag, avalung o Recco). Cuanto más rápido seas realizando el rescate, mayor será la probabilidad de supervivencia del compañero que ha quedado sepultado. Entrena y conoce buen tui material. Saca las instrucciones de la caja y pierde un rato en jugar con el DVA.

Practica el sondeo y el paleo, que es más complejo de lo que piensas. Cuanto más entrenes, mejor.

Para mejorar tu formación y aprender de tu propia experiencia por el lado bueno, haz un curso de aludes. Vas a aprender muchas cosas de la mano de profesionales, que aclararán tus dudas.

Por último, si no estás seguro de saber tomar decisiones acertadas en determinadas situaciones, o de moverte por un cierto tipo de terreno, ¡¡no arriesgues!! Contrata un guía. Te va a ayudar a mejorar tu conocimiento de la nieve, el terreno y la circulación en montaña invernal.

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